En nuestra cultura normalmente no vivimos espontáneamente desde nuestro centro; al contrario, vivimos obedeciendo a conceptos culturales. vivimos separándonos de nuestros sentimientos, ya que no los dejamos fluir libremente, sino los limitamos y los reprimimos de acuerdo a conceptos culturálmente impuestos.
De esa manera la mayoría del tiempo estamos ocupados en controlar nuestra fuerza vital; tan así, que no podemos relajarnos en nuestro centro y vivir desde ahí. Como consecuencia no vivimos lo que quiere vivir a través de nosotros, sino funcionamos de acuerdo a los parámetros externos. En consequencia nos sentimos separados de la existencia y por ende vivimos en una actitud de alerta y lucha constante.
La separación de nosotros mismos entonces tiene dos aspectos:
- La separación de nuestros sentimientos (los movimientos auténticos de nuestra energía vital)
- La separación de nuestro centro natural que descansa en la existencia misma.
En respuesta a esto las *Comunidades de la Triple Integración* se proponen cuatro tareas
- Facilitar a los miembros sanación emocional para que las heridas del pasado no bloqueen la vida actual; para que los miembros puedan recuperar su integridad y para que las heridas del pasado no se las transfieran a las próximas generaciones.
Apoyar a los miembros en desarrollar la habilidad de Integración Emocional para que no tengan que reprimir otra vez sus sentimientos. - Desarrollar formas de convivencia en donde se cultive el saborear de la plenitud y la satisfacción, la expansión en los deseos y anhelos y la aceptación y el disfrute de los sentimientos desafiados (comúnmente llamados “negativos”).
- Facilitan un estilo de vida en donde la esencia de cada persona es valorada y tiene suficiente espacio propio dentro de la vida cotidiana.
- Apoyan a sus miembros el reconocer la unidad con el Todo sin imponer una corriente espiritual determinada.